31 de enero de 2013

La democracia parte del principio de que todos los miembros de la comunidad política deben ser tratados -bajo La Constitución- como si todos estuvieran igualmente cualificados para participar en el proceso de toma de decisiones públicas.

Robert A. Dahl

29 de enero de 2013

Aproximación a la complejidad























Mi objetivo como escritor es hacer lo más posible a la vez. La vida misma es tan cacofónica y compleja. No es que quiera crear una cacofonía, pero quiero hacer justicia a la complejidad que nos rodea. No quiero simplificar demasiado. Quiero tomar una cosa y construir a partir de eso, y luego seguir construyendo hasta comenzar a aproximarme a la complejidad del mundo y nuestra percepción de ella.

Jennifer Egan.

Democratización del saber, de Gutenberg a Google


La historia siempre resulta interesante y asistir a una lección magistral de Peter Burke es la evidencia. Burke es uno de los historiadores culturales más destacados del mundo anglosajón y ayer impartió en Barcelona una sugerente conferencia titulada "El saber".

Los cambios del presente están animando a los historiadores a mirar de forma diferente lo que acontece, muchos están entregados a la denominada "historia social del conocimiento", una nueva disciplina que se ocupa de la divulgación y consumo del conocimiento disponible en cada momento histórico.

La historia social del conocimiento se desarrolla sobre la base de dos fuerzas antagónicas: aquella que desea difundir el saber y avanzar hacia el conocimiento común, y aquella que restringe el acceso al saber para reducirlo a conocimiento privado.

El desarrollo histórico de este proceso se inicia con Gutenberg y se prolonga hasta nuestros días con Google. La imprenta fue el primer instrumento al servicio de la expansión del conocimiento. No fue fácil. Hubo que salvar no pocas dificultades generadas por el saber dominante del momento, gobiernos, iglesia y universidades.

En el siglo XVIII las enciclopedias sustituyeron el latín por las lenguas vernáculas y empezaron a incorporar conocimientos prácticos de diferentes oficios, con llamativas ilustraciones que llegaban fácilmente al gran público. Hasta entonces sólo incluían conocimientos reservados a un público muy restringido. Los gremios profesiones y los artesanos pronto entendieron que la difusión del conocimiento contribuía decididamente a la mejora de la economía y el bienestar.

En el siglo XIX el saber común se materializó en instituciones públicas y en enciclopedias populares. A principios de siglo la invención de la prensa y las innovaciones en la fabricación del papel abarataron la impresión de diarios. La política y las primeras democracias parlamentarias llegaron a depender de esta nueva invención. Por su parte la alfabetización se encontraba en pleno proceso de expansión.

En el siglo XX tres revoluciones tecnológicas cambiaron el panorama: la radio, la televisión e Internet. Cada una de ellas ha contribuido a su manera a cumplir poco a poco el sueño de un saber común. Otra circunstancia favorable en este proceso fue la asunción de una lengua común, el inglés. El conocimiento común requiere una lengua común necesariamente.

Todas estas condiciones han facilitado el avance de la democratización del saber. Las universidades abiertas y a distancia también están contribuyendo. La formación en línea ha fomentado la aparición de un nuevo fenómeno llamado “ciencia ciudadana”. Se trata de un intento de aprovechar el entusiasmo de los aficionados a las disciplinas científicas para que colaboren desinteresadamente en la recopilación de datos empíricos a través de Internet.

En cuanto a las enciclopedias actuales hay que decir que han quedado totalmente obsoletas. El nuevo proyecto es la Wikipedia, la enciclopedia libre. Los libros electrónicos están contribuyendo también a transformar la investigación, especialmente en el campo de las humanidades. No todos estos proyectos tienen afán de lucro. Muchos autores están cediendo voluntariamente sus derechos de autor, contribuyendo de esta esta forma a la democratización del conocimiento.

En el ámbito político prima la transparencia y el acceso libre a la información. Esta tendencia no ha venido de la mano de los gobiernos sino de periodistas, colectivos profesionales y ciudadanos. Por otra parte, en los últimos años ha empezado a extenderse la divulgación de secretos. La idea de que los secretos deben ser públicos empieza a consolidarse. De esta forma, poco a poco, el saber es cada vez más común y menos privado.

Sin embargo no hay que caer en el triunfalismo, la fuerza contraria a la difusión del saber sigue viva. En la actualidad existen tres factores que amenazan el proceso de democratización del saber: la especialización intelectual, la censura gubernamental y la propiedad del conocimiento.

Especialización intelectual. Hoy en día sabemos más que nunca, pero es difícil tener una visión en común. El saber humanístico y el científico se distancian progresivamente, aumentan los especialistas y, a su vez, las dificultades para comunicar y compartir conocimiento. Vivimos en una época de explosión informativa pero también de fragmentación del saber.

Censura gubernamental. La segunda amenaza proviene de los diferentes regímenes políticos. Todos los gobiernos tienden en mayor o menor medida a la censura y a la restricción del saber. Generalmente se muestran reacios a la difusión de la información y algunos de ellos  utilizan métodos poco democráticos para conseguir sus fines.

Propiedad del conocimiento. La tercera amenaza del saber común proviene de la tendencia a la privatización del conocimiento. Las grandes empresas multinacionales privatizan el saber mediante el uso de patentes y derechos de autor. En la actualidad algunas de ellas intentan patentar el uso de determinadas plantas medicinales, especies vegetales y animales a través de una práctica denominada “biopiratería”.

¿Qué hacer ante tal situación? Burke considera que las dos fuerzas que mueven la historia social del conocimiento no representan el bien y el mal, esto sería un reduccionismo innecesario e insuficiente. ¿Qué ocurriría si todos los saberes fueran comunes? Para Burke el secretismo cumple ciertas funciones en el campo de la política, la diplomacia y la privacidad personal, una conquista social que bien merece ser respetada. Burke concluyó su conferencia compartiendo con los asistentes preguntas e incógnitas propias nuestro tiempo. Fue el mejor final posible.

*Peter Burke, catedrático emérito de Historia cultural de la Universidad de Cambridge.

Enlaces:
En comú. Centre de Cultura Contemporània de Barcelona.
La gente sabe más sobre menos cosas, Peter Burke
Estem més a prop que mai de l'ideal de coneixement comú, Peter Burke
Vídeo de la conferencia "El saber".

28 de enero de 2013

Invictus

  Más allá de la noche que me cubre
  negra como el abismo insondable,
  doy gracias a los dioses que pudieran existir
  por mi alma invicta.
  En las azarosas garras de las circunstancias
  nunca me he lamentado ni he pestañeado.
  Sometido a los golpes del destino
  mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
  Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
  donde yace el Horror de la Sombra,
  la amenaza de los años
  me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
  No importa cuán estrecho sea el portal,
  cuán cargada de castigos la sentencia,
  soy el amo de mi destino:
  soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley (Long John Silver)

22 de enero de 2013

Más allá de la transparencia


Una de la reacción institucional y ciudadana de mayor repercusión ante la corrupción política es la demanda de una mayor transparencia en la actuación gubernamental. Es evidente que las instituciones democráticas son las más efectivas a la hora de controlar la acción de los políticos y prevenir el mal uso y abuso del poder, pero los sistemas democráticos tienen todavía importantes niveles de opacidad generadores de corrupción política.

Como consecuencia de la insistente demanda de la ciudadanía, el concepto de transparencia se ha incorporado definitivamente en el pensamiento político actual. Distintos gobiernos en todo el mundo han iniciado un proceso progresivo para impulsar y llegar a cabo estrategias ligadas al concepto de “Gobierno Abierto” (Open Government), cuyo principal objetivo está ligado a la mejora de los niveles de transparencia, mediante la apertura de datos e información del sector público. Con ello se pretende facilitar el control social y la rendición de cuentas  por parte de los políticos. Así mismo, se desea facilitar la participación de la ciudadanía en el diseño e implementación de las políticas públicas y crear nuevos espacios de colaboración entre la sociedad civil, el sector público y el sector privado. Todas estas medidas van encaminadas a la mejora del sistema democrático y a incrementar los niveles de confianza entre representantes y representados, tan malogradas por la corrupción política.

La iniciativa de Gobierno Abierto ha entrado en la actualidad en una fase de promoción global e internacional, a través del Open Government Partnership, una asociación que reúne a los líderes de 50 países de los cinco continentes y a la que España se sumó. Nuestro país, después de 35 años de democracia, es el único país de la Unión Europea, de más de un millón de habitantes, que no cuenta con leyes que regulen el acceso de los ciudadanos a la información pública. Recientemente, el 26 de julio de 2012, el Gobierno de España aprobó el anteproyecto de Ley sobre Transparencia, Acceso a la Información y Buen Gobierno. Dicho anteproyecto de ley fue sometido a información pública para obtener sugerencias de la ciudadanía que permitieran su mejora. Durante el período de 15 días de información pública, la página web ministerial recibió casi 80.000 visitas y los ciudadanos enviaron más de 3.600 contribuciones. Estas cifras indican claramente el interés de la ciudadanía por la mejora de los niveles de transparencia en nuestro país.

No hay duda que esta ley representa un avance considerable en la “publicación preactiva” de la información pública. Las instituciones dependientes del Estado deberán publicar datos de gran relevancia, por ejemplo, datos sobre el personal, las leyes, los presupuestos y gastos, los sueldos de altos cargos, las ayudas públicas y contratos concedidos, etc. También se crearan unidades especializadas para recabar, difundir y tramitar la información, y no será necesario incluir en las solicitudes de información los motivos por los que se reclaman los datos solicitados.

Pero el anteproyecto de ley tiene importantes deficiencias y restricciones que pueden impedir que España cumpla con los convenios internacionales sobre transparencia, como el del Consejo Europeo de Acceso a  Documentos Públicos. Quedarán fuera de esta norma, por ejemplo, los informes técnicos en los que se apoyan las decisiones políticas y los documentos que remiten los grupos de presión. Quedan excluidos, también, la Casa Real, las funciones no administrativas de los poderes legislativo, judicial y órganos constitucionales, así como los partidos políticos, sindicatos y receptores de ayudas públicas. No se acaba con el silencio administrativo (si en un plazo no se contesta una petición de información del ciudadano, “se entenderá que la solicitud ha sido desestimada”, art. 17), ni se reconoce el acceso a la información como un derecho fundamental, inherente al derecho de la libertad de expresión. Por otra parte, Ley de Transparencia se mezcla con la del Buen Gobierno, resultando así excesivamente compleja y amplia, quedando fuera importantes aspectos sin tratar.

Desde nuestro punto de vista la transparencia se logra, entre otras medidas, con: 1. Claridad en la gestión. 2. Funcionamiento eficaz y transparente de los órganos de control y fiscalización de los diferentes espacios normativos del Estado. 3. Claridad en el manejo y el destino de los fondos públicos. 4. Rendición periódica de cuentas por parte de autoridades y directivos de entidades y organismos públicos. 5. Exhibición de las declaraciones juradas de renta de funcionarios públicos, antes y después de su gestión pública. 6. Funcionamiento eficaz y honesto de los órganos de control y vigilancia en las entidades privadas (asociativas, empresariales, bancarias). 7. Participación ciudadana en la lucha anticorrupción, y 8.Creación de las oficinas de recepción de denuncias ciudadanas contra la corrupción en las entidades públicas[1].

El conjunto de estas medidas deben estar orientadas a establecer lo que Guillermo O'Donnell [1] denominó 'accountability' (transparencia y rendición de cuentas) tanto horizontal como vertical. Según O'Donnell para que la accountability horizontal sea efectiva deben existir agencias estatales autorizadas y dispuestas a supervisar, controlar, rectificar y/o sancionar actos ilícitos de otras agencias del Estado. "La accountability horizontal no es producto de agencias aisladas sino de redes que incluyen en su cima un poder judicial comprometido con esa accountability", considera. En cuanto a la accountability vertical, O'Donnell la relaciona precisamente al control y fiscalización que pueden ejercer la ciudadanía y las organizaciones sociales de base frente a las entidades públicas de gobierno.  

Más allá de medidas concretas, diríamos, no obstante, que la demanda de una mayor transparencia gubernamental refleja básicamente un grave problema de comunicación y desconfianza entre representantes y representados. En la teoría de la acción comunicativa de Jürgen Habermas[2] encontramos un esfuerzo destacable por solucionar este tipo de problemas complejos del sistema social actual. Entiende Habermas por acción comunicativa aquella acción en la que dos sujetos (en nuestro caso, políticos y ciudadanos), ambos con capacidad de lenguaje y acción, entablan una relación interpersonal. El elemento central de dicha relación es la negociación que permitirá lograr un consenso entre ambos, un acuerdo racionalmente motivado, sin intervención de ningún tipo de coacción. Pero la idea de “consenso” resulta inseparable a las ideas de conflicto y disenso, puesto que el conflicto solamente puede surgir después de la controversia y la discusión.

Según Habermas para que una acción comunicativa sea efectiva, los objetivos tienen que ser claramente expresados, sin interfugios, todos los interlocutores deben intervenir en un plano de igualdad, y todos han de activar la posibilidad de llegar a un entendimiento razonado. Más allá de la elaboración de normativas y regulación de reglas, encontramos aquí, una serie de requisitos imprescindibles para el avance de la transparencia y la comunicación entre ciudadanos y responsables públicos.

Cuando se reclama más transparencia en la acción de gobierno habitualmente se reclaman datos e información pero, en el fondo, la demanda social es otra. Los ciudadanos necesitan constatar por ellos mismos la validez de los mensajes de los representantes públicos. Habermas distinguió tres tipos de pretensión de validez en toda comunicativa: la verdad, la veracidad y la rectitud. La verdad siempre ha sido la gran aspiración del conocimiento humano pero Habermas considera que la veracidad y la rectitud no deben serlo menos, especialmente en el ámbito de las interrelaciones entre los individuos.
  • La verdad queda recogida en aquellos enunciados que pretenden captar fielmente los acontecimientos y los hechos del mundo objetivo. Se ajustarán a la pretensión de verdad cuando la relación entre los enunciados y los hechos es adecuada.
  • La validez  queda plasmada en aquellos enunciados de tipo expresivo que tratan de las vivencias de los hombres y hacen referencia al mundo sujetivo. Reflejan el mundo interior y se basan en la sinceridad y la veracidad de la acción.
  • La rectitud afecta a aquellos enunciados que se adecuan a las normas y las reglas del mundo social.
La exigencia de la ciudadanía de conseguir mayor transparencia gubernamental, en realidad manifiesta el deseo de obtener mayores niveles de estos tres tipos de pretensiones de validez en las acciones comunicativas de la clase política. No sólo se desea comprobar la rectitud de la información y los datos que maneja el gobierno (adecuación a las normas), ni se aspira sólo a la verdad de sus enunciados (relación adecuada entre enunciados y hechos), sino que también se pretende constatar que son informaciones válidas y se sustentan en la sinceridad, incluso personal, de los representantes públicos. La aspiración real de la transparencia gubernamental es la sinceridad, la misma que se espera habitualmente en las relaciones cotidianas entre individuos. No es suficiente cumplir ciertas reglas de transparencia. Las relaciones entre representantes y representados son experiencias vitales y en la medida que no están basadas en la confianza y en la sinceridad, acaban convirtiéndose en fricción y desafección. En una sociedad abierta y democrática se requiere la existencia de una verdadera interacción cooperativa entre la administración, las instituciones y los ciudadanos. Hace muchos años Kant lo expresó de la siguiente forma: “Las acciones referidas al derecho de otros hombres, cuyas máximas no admiten publicidad, son injustas”.

________________
[1] Oliveda Prado, Mario, Hacia reales políticas anticorrupción; Revista Probidad, edición 24, septiembre 2003, 14/15, p. 1-15.
[2] Habermas, Jürgen. Conciencia moral y acción comunicativa. Ediciones Península, 1991.

Ilustración: papelidades.blogspot

17 de enero de 2013

Qué es la corrupción


En su etimología “corrupción” proviene del término latino “corruptio” que significa alteración,  modificación  o descomposición de algo existente. El sentido amplio de este término se refiere al momento en que una determinada función cambia su comportamiento habitual y se realiza de una manera indebida.

Si acudimos al diccionario de la Real Academia Española[1] encontramos la siguiente definición: “Acción y efecto de corromper o corromperse. Alterar o trastocar la forma de algo. Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera. Pervertir o seducir a alguien. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellos en provecho, económico o de otra índole de sus gestores”. Por su parte, el Diccionario Jurídico[2] la define como: “Acción y efecto de corromper. Cohecho. Soborno de persona o autoridad mediante precio, especies, promesa o cualquier otro medio”.

Si bien el sentido etimológico del término "corrupción" es claro y concreto, el uso que a lo largo de la historia se ha hecho de él ha sido ambiguo y ha ido variando en función de los diferentes momentos históricos y sus contextos político, jurídico y moral. A veces se ha utilizado para hacer referencia a actividades concretas pero también para expresar situaciones más generales como la destrucción, la adulteración o la desintegración (Peter Euben, 1989).

A continuación incluimos una serie de definiciones elaboradas por algunos de los autores más reconocidos en el análisis del fenómeno de la corrupción. 

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Heidenheimer[3]: “La corrupción se da cuando alguien que detenta el poder encargado de hacer ciertas cosas… es inducido mediante recompensas monetarias o de otro tipo… a realizar acciones que favorecen a quien ofrece la recompensa y en consecuencia dañan al grupo o a la organización al que el funcionario pertenece”.


Eduardo Wills<!--[if !supportFootnotes]-->[4]: “Uso de funciones y atribuciones públicas para obtener o conceder beneficios particulares, en contravención de las disposiciones  legales y normativas existentes en un momento histórico dado. De manera más general, es el uso indebido del poder y de los recursos públicos para el beneficio personal o el beneficio político particular”.

Banco Mundial[5]: “Abuso de un funcionario público en beneficio privado en el entendido que ese beneficio pueda darse ya sea que el funcionario acepte el soborno o extorsione al perjudicado”.

Joseph Nay[5]: “Comportamiento que se aparta de las obligaciones normales de la función pública por motivos privados (la familia, el entorno cercano), pecuniarios o de incremento de estatus. También sostiene que implica una conducta que se desvía de las obligaciones de orden público normales debido a intereses personales o beneficios monetarios o de orden social; o lo que viola normas respecto al uso de cierto tipo de influencias con fines personales”.

Jesús González Pérez[5]: “Utilización de las protestas públicas para intereses particulares cualquiera que sea la forma de manifestarse, sea en beneficio propio o de un tercero o de un partido político, sea por razón de amistad o por dinero o por otras prestaciones”.

Francisco Laporta[5]: “La corrupción significa que un servidor público abusa de su autoridad para obtener un ingreso extra del caudal público (…). Conducta que se desvía de los deberes formales de un cargo público a causa de ganancias (pecuniarias o de status) de tipo privado (personal, familiar o de grupo)”.

J. Van Klaveren[5]: “Un funcionario público corrupto considera su cargo como un negocio del cual buscará maximizar los ingresos. Por ello, el nivel de sus entradas dependerá de la situación de mercado y de su talento para encontrar el punto de máxima ganancia a costa de la demanda pública”. 

Carlos Cubillo[5]: “La corrupción es todo conjunto de acciones u omisiones generadoras de una conducta ilícita y dolorosa, desarrollada clandestinamente por los titulares de las competencias necesarias para el ejercicio de determinadas funciones públicas, y que provoca un beneficio injustificado –económico o de otra índole- a favor de la autoridad o empleado público que actúa, o de otras personas elegidas por él mismo, y todo ello en perjuicio de la integridad de los poderes públicos”.

Garzón Valdés<!--[if !supportFootnotes]-->[6]: “La corrupción consiste en la violación limitada de una obligación por parte de uno o más decisores con el objeto de obtener un beneficio extraposicional del agente que lo(s) soborna o a quien extorsiona(n) a cambio del otorgamiento de beneficios para el sobornante o el extorsionado que superan los costos del soborno o del pago del servicio extorsionado”.

Gibbons<!--[if !supportFootnotes]-->[7]: “Desobedecer pautas que regulan la actividad pública –colectiva- con el fin de satisfacer intereses personales”.

López<!--[if !supportFootnotes]-->[8]: “Transgresión de normas dentro de un determinado orden social, en este caso, de una sociedad política como totalidad organizada y volente de una cierta racionalidad, transgresión que cuestiona en alguna medida la supervivencia razonable de esa totalidad”.

J. G. Padioleau<!--[if !supportFootnotes]-->[9]: “Son cuatro los elementos de la definición: 1. La violación de reglas y de normas relativas a lo que es percibido como ‘interés general’ en una sociedad política de una época determinada. 2. En el curso de un ‘cambio clandestino’ entre los mercados político, social y económico. 3. Con la consecuencia (esperada) de dar, a individuos o a grupos, ‘medios de acceso o de influencia’ en los procesos de decisión política y administrativa ‘superiores’ a los que ellos dispondrían en un ejercicio abierto. 4. Y traduciéndose eventualmente por ‘beneficios’ tangibles, materiales o de otra clase, por las partes (o alguna de ellas) intervinientes en la transacción”.

Transparencia Internacional[10]: “Abuso del poder delegado para beneficio propio”.

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[1] Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Madrid, 2001, vigesimo segunda edición.
[2] Infante Lope, Julia, Diccionario Jurídico, Editorial Vecchi, Barcelona, 1984.
[3]<!--[endif]--> Laporta, Francisco, J, “La corrupción política: introducción general”, en Andrés Ibáñez, et al., La corrupción política, Madrid, Alianza,1997., p. 20.
<!--[if !supportFootnotes]-->[4]<!--[endif]--> Diego Bautista, Óscar, ¿Por qué se corrompen los servidores públicos?, Toluca, Estado de México, Universidad Autónoma del Estado de México, CICSYH Poder Legislativo del Estado de México, 2010.
[5] Arjona Trujillo, Ana María, La corrupción política: una revisión de la literatura, Madrid, Departamento de Economía, Universidad Carlos III, documento 02-14, serie de economía 04, 2002
<!--[if !supportFootnotes]-->[6] Garzón Valdés, Ernesto, “Acerca del concepto de corrupción”, en Andrés Ibáñez, et al., op.cit.,1997, p. 52.
[7] Álvarez, Silvia, “Reflexiones sobre la calificación moral del soborno”, en Andrés Ibáñez, et al., op.cit., p. 93.
[8] López Calera, Nicolás, “Corrupción, ética y democracia”, en Andrés Ibáñez, et al., op.cit.
[9] Jiménez de Praga, Manuel, op. cit., en Andrés Ibáñez, et al., op.cit., p. 139.

[10] “Índice de percepción de la Corrución, 2011”, sitio web  “Transparencia Internacional”.

Enlaces:
Qué hacer con la corrupción, de José Antonio Gómez Yáñez y César Molinas, El País, 22 de enero de 2013
mo cambiar la tendencia, de Adela Cortina, El País, 23 de enero de 2013


Ilustración: 25.media.tumblr.com


15 de enero de 2013

La Europa en común





















Ulrich Beck*, reconocido activista en la actual batalla de las ideas, inauguró el 14 de enero en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona el ciclo de conferencias "En común".. El título hace referencia a aquellos bienes comunes y compartidos que son patrimonio y responsabilidad de todos, la naturaleza, por ejemplo; o los sueños, la educación, los ideales democráticos, las ciudades, la música... Europa.

Beck trató la idea de Europa como un bien común reconociendo abiertamente la dificultad de hablar de ella. Vivimos en un mundo en el que no sabemos si la situación de hoy se mantendrá mañana, la realidad se transforma constantemente y, a la  vista de los desafíos cotidianos a los que nos enfrentamos, nuestras expectativas y teorías van a parar al vacío. En el siglo XX el orden imperante se reproducía con cierta lógica pero hoy los acontecimientos se desarrollan de manera diferente. El cambio climático, el 11-S, la crisis del euro, por ejemplo, son acontecimientos inesperados, globales y universales que ponen en cuestión el orden establecido y muestran hasta qué punto dependemos unos de otros.

Breck ha recogido éstas y otras consideraciones en su teoría de la sociedad del riesgo. Se basa en la idea de que la modernización ha ocasionado una serie de consecuencias inesperadas que están poniendo en riesgo el orden actual, por ejemplo, la vigencia del concepto nación-estado. Europa está integrada teóricamente por diferentes naciones estado pero, en realidad, estas entidades no son más que una ilusión que opera en nuestras cabezas. Ninguna de estas naciones  tiene entidad suficiente como para encontrar por ella misma una solución a la situación actual. La crisis del euro es otra consecuencia sobrevenida. En este caso, ni siquiera  podemos hablar de ello con claridad porque nadie comprende lo que está ocurriendo.

La idea de una posible catástrofe nos amenaza aunque afortunadamente nos encontramos en la fase previa, en el momento de la anticipación, del riesgo y del tiempo en el que la movilización todavía puede evitarla. El riesgo es el factor que permite desarrollar la capacidad de reinvención y resolución de la sociedad, permite saca a la gente de la rutina y obligarla a negociar y a actuar con coraje.

Muchas de las teorías actuales consideran que estamos en el final de la política. Beck discrepa totalmente y afirma que estamos vivimos un tiempo muy político, centrado en la búsqueda de alternativas políticas viables. La existencia de tantos conflictos y la polémica de tantos conceptos están promoviendo pequeñas revoluciones y un movimiento político de fondo. La controversia sobre cómo actuar se está convirtiendo en un factor determinante. Los riesgos y las amenazas son reales y su inminencia puede acabar desarrollando nuevas formas de cooperación y una nueva idea de Europa.

La crisis está cambiado el paisaje de Europa y está provocando diferentes escisiones en su seno. La Unión empieza a dividirse entre países que tienen el euro y los que no, entre los que conceden créditos y los que los reciben, entre los que van a una velocidad y los que van a otra. Estas escisiones incentivan la desigualdad dentro y fuera de los estados, y en este nuevo escenario Alemania está adoptando una posición de total predominio. Beck considera que esta nueva posición de Alemania es informal y que está ganando la contienda en la UE sin ser consciente de ello. ¿Cómo ha sucedido esto? Para responder a esta cuestión Beck utiliza un sugerente juego de palabras entre los términos maquiavelismo y Merkel, refiriéndose así a la política de la canciller: el "merkiavelismo".


En estos momentos Alemania es el país más rico de Europa y muchos países dependen de ella. Ante esta situación de predominio Merkel está adoptando de manera sistemática una posición ambigua. En ocasiones se muestra favorable a la idea de Europa y en otras ocasiones defiende la perspectiva de las naciones-estado; a veces apoya las tesis euroescépticas y, a veces, las europeístas. Su postura consiste en no tomar partido, en combinar el sí y el no en función de lo que convenga. En esto consiste el maquiavelismo, en la vacilación y en la disciplina de la domesticación.

Después de la II Guerra Mundial, Alemania desarrolló el simbolismo del marco alemán y conquistó un nuevo lugar en el mundo democrático. En la actualidad, Alemania está desarrollando lo que Beck denomina el “euronacionalismo”, esto es, el nacionalismo del euro alemán. Este predominio alemán no tiene fundamento militar, no es poder militar sino posición de influencia política y económica. Las élites influyentes alemanas consideran que la unificación de Alemania y la integración de Berlín oriental fue un éxito y el modelo a seguir en Europa. 

En su libro Una Europa alemana, Beck considera que la idea de la Unión Europea podría hundirse en el futuro o podría superar las desigualdades y la inercia de las naciones-estado. En esta disyuntiva el autor valora la distancia existente entre los ciudadanos y la idea de Europa como una preocupante deficiencia. ¿Qué figura política debería tener la Europa del futuro para ser estimada por los ciudadanos? ¿Qué instituciones necesitaría Europa? ¿Qué sistema fiscal? ¿Qué sistema de solidaridad? La idea de Europa debe ser construida también desde la perspectiva del ciudadano. Europa no significa nada para muchas personas porque estamos atrapados en el nacionalismo metodológico y no llegamos a entender lo interconectados que estamos.

Así pues, la cuestión europea es una cuestión abierta, sin respuestas. ¿Qué alternativas existen a la visión maquiavélica de Europa? No resulta fácil pensar en una identidad europea porque estamos inmersos en el fatalismo y no vemos posibilidades de cambio. ¿Qué elementos podrían permitirnos salir de esta situación? Beck recurre a Rousseau y su teoría del pacto social, se siente fascinado con su lectura todavía vigente. Rousseau estaba convencido de que los hombres pueden mejorar de forma significativa su estado natural a través de un pacto social que les permita alcanzar mayores niveles de libertad. De la misma manera, Beck cree  necesario superar el concepto estado-nación para llegar a una mayor libertad y emancipación de Europa.

La idea de un posible pacto social europeo comportaría más libertad y más Europa. Europa no puede convertirse en una sociedad nacional en sí misma porque está compuesta de estados nacionales. Hacer de Europa una gran nación y una sociedad unitaria, como pretende Alemania, sería un error. Los ciudadanos tendrían la sensación de perder su identidad. Debemos apostar por una idea de Europa que respete las identidades nacionales de los individuos y a la vez que los enriquezca colectivamente.  La dificultad de la idea de Europa no radica en la falta de identidad sino en la sensación de que gran parte de los europeos no quiere renunciar a su propia identidad. 

Los ciudadanos no sólo se ven amenazados por el capitalismo global sino también por las respuestas de la política a la situación actual. De momento, estas respuestas reflejan un preocupante realismo vertical a la hora de administrar los recursos. Se considera, por ejemplo, que los bancos son indispensables para el sistema y que los estados deben poner a su disposición una gran cantidad de dinero, aunque eso signifique recortar  sustancialmente los servicios públicos. Resulta escandaloso justificar este principio de desigualdad desde el punto de vista económico e inaceptable desde el punto de vista social y político.

Beck reclama un debate sobre el futuro de Europa enfocado desde la perspectiva social. Sugiere un sistema de seguridad social europeo o impuestos europeos de transacciones financieras, por ejemplo. Puede parecer utópico pero lo considera posible. Apuesta también por una Europa con mayor capacidad democrática. Lo que caracteriza la identidad europea es la democracia y su capacidad de actuar poniéndose en la piel de los demás. Europa debe ser el centro de una idea democrática construida desde la base.

Sin duda vivimos un momento excepcionalmente político. Ante la posibilidad real del hundimiento de Europa, las consecuencias serían imprevisibles, ni siquiera podemos imaginarlas. En este contexto el pesimismo también es un bien común,  no es patrimonio de los intelectuales. Todos los grandes europeos han sido siempre pesimistas pero hoy el pesimismo no requiere de una gran inteligencia, lo vemos cada día en las noticias. Lo determinante de la situación política actual es que nos permite definir una nueva Europa desde la base; necesariamente debe ser desde la base si queremos que la crisis se transforme en esperanza y en un futuro nuevo y quizás brillante. 


*Catedrático emérito de Sociología de la Universidad Ludwing Maximilian de Munic y catedrático de Sociología en la London School of Economics, autor de “Una Europa alemana” (2012).
*Ilustración: CCCB

Enlaces:
Entrevista a Ulrich Beck, La Contra de La Vanguardia, 16 de enero de 2013
"En comú", CCCB
"Alemania no es capaz de verse a sí misma", de Clara Blanchar. El País, 16 de enero de 2013
La dilatación como táctica domesticadora, de Ulrick Beck, El País, 24 de enero de 2013
Das deutsche Europa, de Ulrich Beck (o, más bien, "el carajal del euro"), de 

13 de enero de 2013

Poco tiempo


Tendré que deciros otra vez más, con angustia, que tenemos muy poco hilo para desmadejar, leve aire para respirar, pocas bocas para besar, pocos instantes para crear.

Texto: Papini.
Ilustración: Jorge Protomastro

10 de enero de 2013

Esto es amor, quien lo probó lo sabe


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.


Texto: Lope de Vega

9 de enero de 2013

Brote verde


"Me gustan los hechos pequeños. Ocupan en cierto modo poco lugar en la memoria, que los retiene fácilmente. Y, además, siempre tienen algún rasgo característico. Son indicios, muy adecuados para la indicación. Pues, si puedo decirlo así, sólo han tenido existencia porque las costumbres del tiempo, el humor de un personaje, sus gustos, sus costumbres, sus manías, son un fondo que los ha hecho nacer, un terreno donde se los ha visto. Los grandes acontecimientos nacen de las cosas y del encadenamiento de las causas. Pero los pequeños nacen del hombre. Producciones espontáneas cuya simiente está en el suelo y que descubren su calidad".


Fuente: Pensamientos, de Josep Joubert.
Ilustración: Francisco Lezama.