13 de enero de 2013

Poco tiempo


Tendré que deciros otra vez más, con angustia, que tenemos muy poco hilo para desmadejar, leve aire para respirar, pocas bocas para besar, pocos instantes para crear.

Texto: Papini.
Ilustración: Jorge Protomastro

5 comentarios:

  1. No tengo padres;
    hago del Cielo y la Tierra mis padres.
    No tengo hogar;
    hago de mi espíritu mi hogar.
    No tengo fuerza;
    hago del honor mi fuerza.
    No tengo poder divino;
    hago de la honestidad mi poder divino.
    No tengo recursos;
    hago de la humildad mi recurso.
    No tengo el poder mágico;
    hago de mi fortaleza de ánimo mi poder mágico.
    No tengo vida ni muerte;
    hago del Absoluto mi vida y mi muerte.
    No tengo cuerpo;
    hago del valor mi cuerpo.
    No tengo ojos;
    hago del relámpago mis ojos.
    No tengo oídos;
    hago de la sensibilidad mis oídos.
    No tengo miembros;
    hago de la rapidez mis miembros.
    No tengo ley;
    hago de la autodefensa mi ley.
    No tengo designios;
    hago de la oportunidad mi designio.
    No tengo estrategia;
    hago de mi sakkatsu-jizai* mi estrategia.
    No puedo hacer milagros;
    hago de mi doctrina mi milagro.
    No tengo principios;
    hago de la adaptabilidad mi principio.
    No tengo talento;
    hago de la astucia mi talento.
    No tengo táctica;
    hago del Vacío mi táctica.
    No tengo amigo;
    hago de mi mente mi amiga.
    No tengo enemigo;
    hago del descuido mi enemigo.
    No tengo armadura;
    hago de la benevolencia y la rectitud mi armadura.
    No tengo castillo;
    hago de la imperturbabilidad mi castillo.
    No tengo espada;
    hago de mi “no mente” mi espada.



    *‘poder para quitar o perdonar la vida’

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  2. Respuestas
    1. ¡Qué descansada vida
      la del que huye del mundanal ruido,
      y sigue la escondida
      senda, por donde han ido
      los pocos sabios que en el mundo han sido;

      Que no le enturbia el pecho
      de los soberbios grandes el estado,
      ni del dorado techo
      se admira, fabricado
      del sabio Moro, en jaspe sustentado!

      No cura si la fama
      canta con voz su nombre pregonera,
      ni cura si encarama
      la lengua lisonjera
      lo que condena la verdad sincera.

      ¿Qué presta a mi contento
      si soy del vano dedo señalado;
      si, en busca deste viento,
      ando desalentado
      con ansias vivas, con mortal cuidado?

      ¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
      ¡Oh secreto seguro, deleitoso!
      Roto casi el navío,
      a vuestro almo reposo
      huyo de aqueste mar tempestuoso.

      Un no rompido sueño,
      un día puro, alegre, libre quiero;
      no quiero ver el ceño
      vanamente severo
      de a quien la sangre ensalza o el dinero.

      Despiértenme las aves
      con su cantar sabroso no aprendido;
      no los cuidados graves
      de que es siempre seguido
      el que al ajeno arbitrio está atenido.

      Vivir quiero conmigo,
      gozar quiero del bien que debo al cielo,
      a solas, sin testigo,
      libre de amor, de celo,
      de odio, de esperanzas, de recelo.

      Del monte en la ladera,
      por mi mano plantado tengo un huerto,
      que con la primavera
      de bella flor cubierto
      ya muestra en esperanza el fruto cierto.

      Y como codiciosa
      por ver y acrecentar su hermosura,
      desde la cumbre airosa
      una fontana pura
      hasta llegar corriendo se apresura.

      Y luego, sosegada,
      el paso entre los árboles torciendo,
      el suelo de pasada
      de verdura vistiendo
      y con diversas flores va esparciendo.

      El aire del huerto orea
      y ofrece mil olores al sentido;
      los árboles menea
      con un manso ruïdo
      que del oro y del cetro pone olvido.

      Téngase su tesoro
      los que de un falso leño se confían;
      no es mío ver el lloro
      de los que desconfían
      cuando el cierzo y el ábrego porfían.

      La combatida antena
      cruje, y en ciega noche el claro día
      se torna, al cielo suena
      confusa vocería,
      y la mar enriquecen a porfía.

      A mí una pobrecilla
      mesa de amable paz bien abastada
      me basta, y la vajilla,
      de fino oro labrada
      sea de quien la mar no teme airada.

      Y mientras miserable-
      mente se están los otros abrazando
      con sed insacïable
      del peligroso mando,
      tendido yo a la sombra esté cantando.

      A la sombra tendido,
      de hiedra y lauro eterno coronado,
      puesto el atento oído
      al son dulce, acordado,
      del plectro sabiamente meneado.





      VIDA RETIRADA
      Fray Luis de León

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  3. Defender la alegría como una trinchera
    defenderla del escándalo y la rutina
    de la miseria y los miserables
    de las ausencias transitorias
    y las definitivas

    defender la alegría como un principio
    defenderla del pasmo y las pesadillas
    de los neutrales y de los neutrones
    de las dulces infamias
    y los graves diagnósticos

    defender la alegría como una bandera
    defenderla del rayo y la melancolía
    de los ingenuos y de los canallas
    de la retórica y los paros cardiacos
    de las endemias y las academias

    defender la alegría como un destino
    defenderla del fuego y de los bomberos
    de los suicidas y los homicidas
    de las vacaciones y del agobio
    de la obligación de estar alegres

    defender la alegría como una certeza
    defenderla del óxido y la roña
    de la famosa pátina del tiempo
    del relente y del oportunismo
    de los proxenetas de la risa

    defender la alegría como un derecho
    defenderla de dios y del invierno
    de las mayúsculas y de la muerte
    de los apellidos y las lástimas
    del azar
    y también de la alegría.

    Defensa de la alegría

    Mario Benedetti

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  4. "La vida es una distracción permanente que ni siquiera permite tomar conciencia de aquello de lo cual distrae"


    "El que busca no encuentra; al que no busca, lo encuentran"

    Kafka

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